viernes, 14 de septiembre de 2018

Las pequeñas cosas





La sonrisa de un niño, una ensalada de atún. El tiempo que no se para y que no transcurre. Una intervención quirúrgica sin ingreso. Un largo y costoso tratamiento. El futuro de ella. El futuro del mundo. Una paz zen en los recuerdos. El enemigo número 1. La mezcla entre todos ellos. La desilusión. La alegría que puede esperar. El techo de cristal. Un lugar en el mundo, tu lugar. El ansia verdadero y la ansiedad.  La escritura portátil. El karma y el adiós predestinado. El cambio que nunca llega. La promesa, y la espera, y un verano que no es como los demás. La espera tensa. Las sorpresas. El no puedo más pero sí puedo, y el me vuelvo a despertar. Después del sueño, sin terminar. Me levanto y aguanto. Qué más da. No sé atisbar el final... pero al final... veré tu sonrisa y tu calma. Estoy ahí para esperar. Eres parte de mi, y en ti me quedo.

jueves, 7 de junio de 2018

Reconexión





Hoy me he despertado con el blog en la cabeza y eso hacía tiempo que no pasaba. Llegué a pensar que el blog me iba a acompañar siempre, y no ha sido así. Me ha pasado lo habitual; cuando llevo demasiado tiempo tomando el mismo camino, necesito probar otro nuevo. La obligación, la rutina, el hábito, acaban despedazándose delante de mí.
Es un año extraño, de emociones, de cambios, de necesidades insatisfechas, de amargos imprevistos. Es el año del vuelo, y sin embargo, tormenta tras tormenta, resulta casi imposible iniciar el despegue. No es cosa del deseo, es la eterna resiliencia, son los cambios lentos, el actuar infecundo, el entusiasmo estéril. Hay un avance casi imperceptible, pero puede más el obstáculo. Ese techo de cristal para el que no tengo martillo.
Luego está la mala suerte, las circunstancias adversas que se hunden como un cuchillo en el frágil suflé de la vida. No son circunstancias insoslayables, ni tienen el peso de algo más definitivo, como la muerte, pero avanzan sin un fin concreto, para amargarte la vida un rato, ¿qué sinsentido, verdad? Cuando hablamos de personas, de yoes variados demasiado frecuentes, inundados de veneno y autoritarismo, casi siempre de egoísmo, echas de menos el aliento de un niño abrazándote. Alguien a quien amar, enseñar y guiar como si la vida no fuera poca cosa, como si fuera la respuesta de lo maravilloso, y adiós pena, y sufrimiento. Pero cuesta llevar de la mano a alguien esquivando los baches. Entonces optas por acurrucarte y olvidar que hay un destino, incierto, a la vuelta de la esquina.

sábado, 5 de mayo de 2018

La crisis de los 50 (II)






Habla un personaje cualquiera (no yo, eh), en una crisis cualquiera que podría ser la de los 50...


Estoy chiflada. Loca con volver a romper con todo, martiroloca, como una presa desvariada y aprensiva, ya nada me gusta (otra vez.)
Supongo que si supiera los secretos de otras personas para soportar la existencia (crearse una pantalla, un alter ego, robar en erarios públicos o en supermercados,  tomar pastillas para dormir) podría afinar y doblegarme ante una cierta normalidad, sería (y perdón por la obviedad) equivocadamente feliz.
Pero no, yo rompo, destruyo, construyo esos castillos de naipes tan frágiles y pasa lo que pasa. No me basta con vivir. Tengo que destruir, borrar del mapa. Amanecer un día cuando el día anterior he tenido a bien despedirme con la palabra fin. Se acabó. Y a escribir una historia nueva. Sin rencores, con olvido y nada más. Mi corazón estaba y ahora ya no está. Se esfumó en el abismo de una palabra.
Son ya 50 y el ciclo no tiene fin. Renovarse o morir, reinventarse, y ahogada en el recelo, la cautela, la parsimonia juvenil. Hay que vivir rápido, y menos rápido hay que irse de aquí. Creyendo en el júbilo, en la condena del ensimismamiento, en el fluir de las dos terceras partes de la libertad con la que nacimos, aquella de la que cada día perdemos un trozo.
Pierdo e invoco. Busco y mantengo mi descortesía ante el paso de las horas. El muro no tiene fin. Resbaladizo y pueril. Hay quien arrastra congoja, una congoja de seda, sin semántica, sin reglas.
Hay quien se cansa de tanta mierda. Quizá sea esa la respuesta.

viernes, 20 de abril de 2018

Sexualidad de andar por casa

El otro día la escuela a la que van mis hijos organizaba un taller sobre sexualidad y afectividad para familias con hijas e hijos en ciclo superior. Yo no pude ir por razones laborales pero una mamá me contó que dicho taller había sido....este.... horrible. Me relató algunos detalles pero retuve especialmente uno que me impactó en grado sumo: la recomendación de que la práctica del sexo debía hacerse por amor.
En paralelo, una twittera, activista y columnista referente del feminismo -Barbijaputa- ha inaugurado un programa semanal de radio en el que atiende dudas, quejas, sugerencias y opiniones que respecto al feminismo se le ocurren a sus oyentes y "oyentas" (que le envían sus audios vía telegram o whats). Yo la sigo porque me divierte, porque la gente inteligente me gusta especialmente cuando es divertida. Cuanto más me hace reír, más inteligente la considero. Es un don que envidio y admiro.
Barbijaputa, no obstante, sabe ponerse seria, o indignada, cuando la ocasión lo requiere. No es de recibo bromear con cuestiones como el feminicidio o el acoso, pero sí lo es para poner en evidencia ciertos comentarios "machunos". Ella lo hace con perspicacia y coherencia.
Pues bien, una de esas "oyentas" le planteó el siguiente dilema: ¿qué hacer ante aquellos amantes que, después de decirte lo maravillosa que eres, desaparecían al cabo de dos o tres días si te he visto no me acuerdo? La pobre había decidido dejar de tener relaciones para no tener que soportar más chascos.
Barbijaputa le recordó los estragos que ha hecho el amor romántico y le recomendó (entre otras cosas) que echara de su cama al amante de turno después de la faena.
A mí, personalmente, escuchar eso en boca de una chica joven es constatar lo poco que hemos aprendido, el largo camino que aún tenemos que recorrer y como cada generación empieza a vivir de nuevo, sin que todo aquello que creíamos superado haya servido en realidad de nada. Hablar de sexo sigue siendo tabú y, muy especialmente en el caso de las mujeres, disfrutar del sexo por el sexo sigue siendo una anomalía. Y sí, yo también he oído que existen hoy en día adolescentes que practican el sexo con total desinhibición, atesorando un desorbitado número de parejas sexuales, inusual para su edad. Pero formas y modos de vivir el sexo hay muchas, y desengañémonos: deberíamos comenzar a admitir que nuestra naturaleza es polígama, no monógama, que aún no está bien visto que una mujer sea sexualmente muy activa (y si te he visto no me acuerdo) y que casi casi me atrevería a decir que aquello que confundimos por amor no es más que una fuerte atracción sexual, y que el amor es más bien una convención, un pacto, un acuerdo, una apuesta, una elección. Por eso me parece a mí (volviendo a los "sexólogos" del principio) que aquello del sexo por amor, o incluso el "hacer el amor", es más bien una fantasía. Si le amas y además le deseas pues "chapeau", pero eso, amiga, no dura toda la vida. Al sexo hay que reinventarlo y el amor es el poso que queda.
Barbijaputa, con su programa, me recuerda tanto tanto tanto (salvando por supuesto todas las distancias del mundo) a aquellos programas que oía mi madre (y yo con ella algunas veces, cuando era niña), el Consultorio de Elena Francis. Oírlo ahora me sonroja. Cualquier feminista lo haría, sonrojarse y asombrarse pero, ¿tanto hemos cambiado? Probablemente no.





sábado, 31 de marzo de 2018

Vampiros como nosotros












Sálvese quien pueda.
Retumba entre los gemidos de una manada obscena.
Aplausos para el coloso, 
se hunde tan pancho en su propio barro 
y descifra el camino sin capitán que valga, 
se hunde en la absurdidad.
Repliega el talento y se funde entre unos labios carnosos, 
carcomidos entre atajos de suspiros, y es tan falso, y te confunde, 
por más que pareciera real más y más se vuelve esquivo.
Apuntas en la libreta "quiero escapar" y él saca sus colmillos.
Ganó el vampiro.
Game out.

martes, 27 de marzo de 2018

¿Es esto deseo?




Hay un ente, oscuro, y es el deseo. El ingrávido poder de desarmarnos. El pensar, por un instante, en la longevidad de una caricia inflamada por la huella de un suspiro. Se desploma la eternidad. Y entonces el celo toma su sitio. Y no es sólo sexo, y no es destino, quizás cuatro acordes vivos concatenándose , no lo puedo explicar, no lo sentí jamás. ¿Es amor? ¿Son luciérnagas burlándose? Mi cuerpo ya no es mío y sin embargo, está. No me lo explico. Renegar, jamás.

martes, 6 de marzo de 2018

Joan Aliaga, In memoriam






"Si no queda nadie que te recuerde en el mundo de los vivos, desapareces del mundo de los muertos"
("Coco", Lee Unkrich y Adrián Molina, 2017)

Robo esta cita de mi amigo Miguel, al que conocí gracias a Joan Aliaga. Y robo la cita para recordar a Joan, probablemente quien fuera una de las personas más importantes para algunos y algunas de quienes lean esta líneas, para desearle feliz cumpleaños, para darle un abrazo en el aire... No olvidamos tu sonrisa, querido Joan.

"Coco" te hubiera gustado Joan, más que la peli de Pixar que me llevaste a ver hace ya mucho tiempo, cuando el cine Rambla aún existía y no se había convertido en un Zara. Hace poco se fue el Matraca, se fue a encontrarte, supongo, a ti y a todos a los que fuisteis demasiado pronto, dejando este agujero que nunca hemos podido llenar.

Tu guitarra está ahí Joan, la que se rompió en tu corazón, la que buscó en tus canciones esa felicidad, la brisa buscando el viento y tus cabellos, donde asomaba la primera cana, la que  nunca pudo anidar.

Nos quedamos sin tus abrazos, sin tus anhelos, sin ver el final de "Bonanza" y sin llegar a ver juntos a los Who. Y sin mirar hacia atrás, y sin seguir hacia adelante.

Te contaré que el Betis viene y va. "Jo li dic ix, a la equis, sóc català, però sóc del Betis". Te contaré que nunca más sentí emoción con ninguna mención a esa dualidad.

Don Jacinto Buenahora perdió la hora y perdió el tren, pero está contento, se perdió en el Montseny, unas damas le corrigieron esa interminable incorrección y ahora pesca en cualquier poza, igualmente desorientado.

Ilsa y Rick dejaron hace tiempo Casablanca, pero aún no están a tu lado. Tocan otra vez esa canción, siguen el movimiento de la noria, así, encadenados.

Y Joan, Prince también se fue, y ya casi nadie recuerda a ZZ Top, ni a Terrorvision. Pero nuestra enorme Christina sigue ahí, volvió Lapido, y los Rolling siguen de gira! Increíble!

Cada vez que paso delante de tu escuela te recuerdo. Y me hundo muy adentro. Y te me apareces en sueños.

Don Juan aún espera una cita conmigo, ya nadie cita a Castaneda. Ahora el acuerdo se llama sincronicidad. Los espíritus nos esperan en cualquier carretera excepto el tuyo, que está muy adentro; se niega a volar. Le molesta cada vez que alguien invoca a Peter Pan.

Y Joan, Mieres sigue existiendo. Y sigue siendo ese lugar lleno de paz. Y aún fluctúan los ecos de la Non Regresed Band. Y aún hay ecos. Y non regresed... y non regresed...

Me gustaría que volvieses. Quizá en otro tiempo, en otro lugar. En el fondo vuelves siempre. Nos vuelves a conquistar. Te queremos, te quisimos, te querremos. Feliz cumpleaños, Joan.

La Non Regresed Band
"És l'electricitat, el volum i el poder. És el rock'n'roll que no em deixa créixer" ("Sed de r'n'r", Joan Aliaga)




domingo, 25 de febrero de 2018

Un domingo cualquiera





En un domingo cualquiera, un hombre escribe, mientras espera el final:

Hablo, hablo y hablo, escribo cada día, nunca canto. Escucho las noticias, a veces pongo la radio, y pienso, pienso mucho, y me callo. Dudo, me salgo del cuadro, grito para adentro y para adentro salto, me embarco y mi barco zozobra, sobrevivo al naufragio, no le doy coba, habrá un mañana...

Hablo, hablo y hablo, y pienso, y me inquieto, y hago cuentas y dudo si llegar a fin de mes. Hoy he entrado en quiebra. Me da igual. Mañana será otro día, otra vez.

Finjo este miedo. Bueno, no es cierto, este miedo me esquiva. Hay quien ha sabido domarlo. Es como un vértigo insalvable. Salgo afuera, oigo un llanto. El miedo me rodea. Me acurruco y me dejo abrazar en este instante.

Da igual, en parte, todo da igual. El final ya está escrito, incluso antes de antes. No se escapa ni un ser vivo. Y el mar, mientras tanto, y el mar....  Se adentra en el bosque.
Espero mientras tanto.

domingo, 11 de febrero de 2018

Paradero desconocido








En un agujero, vil y tramposo, se metió el mercenario con sus cuatro dedos ensangrentados, dos de ellos semejantes a culebras danzantes, sin armas ni gritos ni proezas. No siento las manos cuando me acuerdo del vil crimen, del desenlace, no siento el corazón latiendo, no siento ganas, no siento deseo, no oigo si dudas, no quiero ahogarme en tu mar.

Despierto, el silencio me hunde  en este invierno y asumo el destino incierto. Cierro los ojos, le veo, al albur de la bruma desencadena su azote de desenfrenos. Busco calma y siento hastío, nada cambia, siempre gana el mercenario en su quejido, reniega y llena el agujero de sombras, como en una caldera. Nos espera el parnaso y no hemos hecho nada. Tan quejosos y tan inmóviles. Nos ha ganado esta sucinta, ingrata, rutina absurda; el aburrimiento de seguir siendo más de lo mismo.

martes, 30 de enero de 2018

La crisis de los 50 (I)






Es un  poco pronto para tener la crisis de los 50 sin tener 50, pero como el acontecimiento es cercano, aunque no inminente, quizá sea un buen momento para utilizar el poder liberador de la palabra para asomarme al auténtico abismo que intuyo ante mí.
Me siento en la cumbre de la montaña rusa, sentada en la carretilla y con el cinturón bien abrochado, en ese momento de pausa antes de que la carretilla se deslice, primero lentamente y luego a gran velocidad, por raíles que me conducirán a la ingravidez, sin más combustible que el pánico y sin más desenlace que el único desenlace posible.
Es esa sensación de estar en el inicio del declive, cuando ya no es posible escribir, sino reescribir. Puede que haya algo nuevo que aún esté a nuestro alcance (plantar un árbol o algo así), pero si no lo hicimos antes fue quizá porque creímos que no era importante, o que no éramos capaces. A cambio hemos perseguido obstinadamente, a menudo con criterios equivocados, el amor verdadero, la felicidad plena, la realización, la satisfacción.
El mundo es pequeño y a la vez está hecho de pequeñas cosas. Estamos poco acostumbrados a mirar la vida despacio, todo ha pasado muy rápido. Y hay cierta sensación de involución, hay cosas que son peor que antes. Pero estamos aquí agarrados a la vida, y yo lo haré, bien agarrada a mi carretilla para no salir despedida.


(La canción que yo cantaba antes de los 5 años.)

martes, 23 de enero de 2018

"El vacío que nos impide vivir"










A veces las cosas ocurren a destiempo... Un objetivo, un sueño, un anhelo, nos esperan como la doblez en la esquina de un libro, para cuando sea el momento.

El ansia nos devora, la inquietud, el lento caminar del tiempo. "El tiempo se arrastra a su paso mezquino", decía Harvey Keitel en un film precioso, parafraseando al Paul Auster de la cotidianidad, al de los pequeños milagros, al Auster de la casualidad.

El tiempo nos arrastra tras de sí, nos doblega. Pretendemos imitar su paso, pero el tiempo se toma su tiempo. Le observamos inquietos. Se muda y se preserva. Se convierte en futuro al tiempo que nos obliga a pasar ciertas pruebas; la tranquilidad, la quietud, la paciencia.

El futuro, no obstante, según leí que dice Agustín García Calvo, “es el vacío que nos impide vivir”.

Algo de eso hay en este rincón cósmico. Algo de eso hay en las veredas de infelicidad, en los oasis de silencio, en los bosques de palmeras. Algo de eso hay lejos de aquí, a lomos de una ola, en el centro del castigo, en la mano en el pecho, en el absurdo del cinismo.

Crecer para adentro, o para afuera. No hay ninguna respuesta. 

Sólo la espera.




domingo, 21 de enero de 2018

Yugoslavia, 2018


Tengo recuerdos muy opacos de aquella vez en Belgrado, de camino hacia Grecia, hace casi treinta años.Conocimos a un grupo de universitarios que recitaban a Lorca en español. Nos llevaron de fiesta por la ciudad, bebimos y bailamos toda la noche. La cerveza era fuerte y barata, las botellas grandes.... Cambiamos dinero y nos dieron un millón, nuestro primer millón. Descubrimos una pequeña tienda de vinilos, y allí compré tres veces más barato que aquí el "War", de U2. Yugoslavia era un país. La guerra en los Balcanes estaba a la vuelta de la esquina. Nuestros amigos ya nos hablaron del enemigo, sin empatía, con desprecio. Muchas veces me he preguntado si les mandaron al frente, si salieron de allí vivos. Ya no volvimos a saber de ellos, no nos llevamos ni una sola dirección. Yugoslavia ya no existe.

Les recuerdo ahora, en 2018, cuando se cumplirán cien años del fin de la I Guerra Mundial, cuando nació Yugoslavia. Ese año cambió algo más, se inició una nueva etapa, el viejo mundo se moría y dio paso al nuevo. Cien años más tarde ese nuevo mundo es algo más que un ocaso, algo más que un destello. Es una especie de herida que se va agrandando, la herida de las desigualdades, del desconcierto. No hay nada nuevo, es cierto. Siempre ha sido así. A veces hemos creído que los de abajo, podíamos cambiar esa energía. Pronto hará 50 años del Mayo del 68. Del haz el amor, y no la Guerra, del "We Shall Overcome" de la época. Hemos ido dejando por el camino esa esperanza, ese regocijo, y seguimos en un mundo de diferencias y de conflictos. Seguimos celebrando las llegadas de los nuevos años. Y recordando aquello que pasó, ya fueran revoluciones, o fueran ilusiones, como algo que pasó, dispuestos a olvidarlo.





jueves, 4 de enero de 2018

Baile de posibilidades







Cumplir... dejar caer los años como caen las pestañas es sólo una posibilidad. 
Mirarse en el espejo para no ver el infierno que hay detrás, 
sintiendo el hálito de las pesadillas 
alcanzando tu rostro mientras un enjambre de arañas pellizca tu vientre, 
y te lanza a la telaraña,
te lanza a la telaraña, y sucumbes.

Hundirse en el fuego oscuro, 
ver la vida a destellos, 
huir de todo lo bello
es sólo una posibilidad.

Vivir una vida que no vale la pena,
abandonar tu existencia,
volar sin saber que vuelas y caer,
caer y caer y reverdecer, 
mientras el pensamiento reniega;
no es posible otra vez, 
no es posible otra vez.

Eternidad... la muerte te mira a la cara y tú la miras a ella.
No eres quien crees ser.
Y reniegas.
Vuelas sin saber que vuelas y vuelves a caer,
vuelves a caer.
La ignorancia te ayuda a florecer.
¿O es sólo una posibilidad?