martes, 30 de enero de 2018

La crisis de los 50 (I)






Es un  poco pronto para tener la crisis de los 50 sin tener 50, pero como el acontecimiento es cercano, aunque no inminente, quizá sea un buen momento para utilizar el poder liberador de la palabra para asomarme al auténtico abismo que intuyo ante mí.
Me siento en la cumbre de la montaña rusa, sentada en la carretilla y con el cinturón bien abrochado, en ese momento de pausa antes de que la carretilla se deslice, primero lentamente y luego a gran velocidad, por raíles que me conducirán a la ingravidez, sin más combustible que el pánico y sin más desenlace que el único desenlace posible.
Es esa sensación de estar en el inicio del declive, cuando ya no es posible escribir, sino reescribir. Puede que haya algo nuevo que aún esté a nuestro alcance (plantar un árbol o algo así), pero si no lo hicimos antes fue quizá porque creímos que no era importante, o que no éramos capaces. A cambio hemos perseguido obstinadamente, a menudo con criterios equivocados, el amor verdadero, la felicidad plena, la realización, la satisfacción.
El mundo es pequeño y a la vez está hecho de pequeñas cosas. Estamos poco acostumbrados a mirar la vida despacio, todo ha pasado muy rápido. Y hay cierta sensación de involución, hay cosas que son peor que antes. Pero estamos aquí agarrados a la vida, y yo lo haré, bien agarrada a mi carretilla para no salir despedida.


(La canción que yo cantaba antes de los 5 años.)

martes, 23 de enero de 2018

"El vacío que nos impide vivir"










A veces las cosas ocurren a destiempo... Un objetivo, un sueño, un anhelo, nos esperan como la doblez en la esquina de un libro, para cuando sea el momento.

El ansia nos devora, la inquietud, el lento caminar del tiempo. "El tiempo se arrastra a su paso mezquino", decía Harvey Keitel en un film precioso, parafraseando al Paul Auster de la cotidianidad, al de los pequeños milagros, al Auster de la casualidad.

El tiempo nos arrastra tras de sí, nos doblega. Pretendemos imitar su paso, pero el tiempo se toma su tiempo. Le observamos inquietos. Se muda y se preserva. Se convierte en futuro al tiempo que nos obliga a pasar ciertas pruebas; la tranquilidad, la quietud, la paciencia.

El futuro, no obstante, según leí que dice Agustín García Calvo, “es el vacío que nos impide vivir”.

Algo de eso hay en este rincón cósmico. Algo de eso hay en las veredas de infelicidad, en los oasis de silencio, en los bosques de palmeras. Algo de eso hay lejos de aquí, a lomos de una ola, en el centro del castigo, en la mano en el pecho, en el absurdo del cinismo.

Crecer para adentro, o para afuera. No hay ninguna respuesta. 

Sólo la espera.




domingo, 21 de enero de 2018

Yugoslavia, 2018


Tengo recuerdos muy opacos de aquella vez en Belgrado, de camino hacia Grecia, hace casi treinta años.Conocimos a un grupo de universitarios que recitaban a Lorca en español. Nos llevaron de fiesta por la ciudad, bebimos y bailamos toda la noche. La cerveza era fuerte y barata, las botellas grandes.... Cambiamos dinero y nos dieron un millón, nuestro primer millón. Descubrimos una pequeña tienda de vinilos, y allí compré tres veces más barato que aquí el "War", de U2. Yugoslavia era un país. La guerra en los Balcanes estaba a la vuelta de la esquina. Nuestros amigos ya nos hablaron del enemigo, sin empatía, con desprecio. Muchas veces me he preguntado si les mandaron al frente, si salieron de allí vivos. Ya no volvimos a saber de ellos, no nos llevamos ni una sola dirección. Yugoslavia ya no existe.

Les recuerdo ahora, en 2018, cuando se cumplirán cien años del fin de la I Guerra Mundial, cuando nació Yugoslavia. Ese año cambió algo más, se inició una nueva etapa, el viejo mundo se moría y dio paso al nuevo. Cien años más tarde ese nuevo mundo es algo más que un ocaso, algo más que un destello. Es una especie de herida que se va agrandando, la herida de las desigualdades, del desconcierto. No hay nada nuevo, es cierto. Siempre ha sido así. A veces hemos creído que los de abajo, podíamos cambiar esa energía. Pronto hará 50 años del Mayo del 68. Del haz el amor, y no la Guerra, del "We Shall Overcome" de la época. Hemos ido dejando por el camino esa esperanza, ese regocijo, y seguimos en un mundo de diferencias y de conflictos. Seguimos celebrando las llegadas de los nuevos años. Y recordando aquello que pasó, ya fueran revoluciones, o fueran ilusiones, como algo que pasó, dispuestos a olvidarlo.





jueves, 4 de enero de 2018

Baile de posibilidades







Cumplir... dejar caer los años como caen las pestañas es sólo una posibilidad. 
Mirarse en el espejo para no ver el infierno que hay detrás, 
sintiendo el hálito de las pesadillas 
alcanzando tu rostro mientras un enjambre de arañas pellizca tu vientre, 
y te lanza a la telaraña,
te lanza a la telaraña, y sucumbes.

Hundirse en el fuego oscuro, 
ver la vida a destellos, 
huir de todo lo bello
es sólo una posibilidad.

Vivir una vida que no vale la pena,
abandonar tu existencia,
volar sin saber que vuelas y caer,
caer y caer y reverdecer, 
mientras el pensamiento reniega;
no es posible otra vez, 
no es posible otra vez.

Eternidad... la muerte te mira a la cara y tú la miras a ella.
No eres quien crees ser.
Y reniegas.
Vuelas sin saber que vuelas y vuelves a caer,
vuelves a caer.
La ignorancia te ayuda a florecer.
¿O es sólo una posibilidad?