Personalmente, lo reconozco, me gusta la música triste. Los poemas tristes, las historias tristes. Me gusta regocijarme en la tristeza, seguir la recomendación de Huidobro: "Para sentir el corazón en los brazos de una lágrima/ Cerremos nuestros ojos aquí y abrámoslos allá."
Me gusta exorcizar mi propia tristeza en la tristeza de los demás, conectar con el arte a nivel emocional... Me doy cuenta de lo mucho que la tristeza está asociada a la belleza, es como una daga perfecta atravesándote. Duelo, muerte, desamor, angustia o desazón. Por mucho que la tristeza nos deje paralizados, y a veces nos parezca eterna, insalvable... De repente te levantas un día y descubres que se fue, sin avisar.
Ésta es la playlist que más he escuchado este verano, una lista eminentemente indie, salvo alguna excepción.